Que vuelva luego que no estoy en mí

Callo y digo no, porque no y vuelvo y digo que no como un axioma de salvación y las calles ya son azul aguamarina, llueve como en una película francesa de los años 20, muevo los hombros y cabalgo en un cabalgo de mar y señalas la pared, la pared que se forma en la superficie cuando sales de la cueva oscura en la que entras cada tanto cuando recuerdas el dolor que te produce ser más coral que pez payaso y no olvidas su olor ni su sexo y la distancia no te alcanza para guardarla en la almohada y hacerle piruetas con tu boca ni con tu espíritu, suena de fondo un tamborileo pequeño, tan pequeño que apenas es sonido, apenas es una carretera destapada, apenas es y no es, una hilacha de luz cayendo, porque no puede sostenerse, sobre la mota de pelo que siempre insistí en que dejaras quieta. 

Julieta toca la puerta...¿qué me digo?

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