Una puerta giratoria.


¿De nuevo usted?

Sí, no tengo a quien más acudir. Pasó algo.

Eso significa que debo cerrar los ojos y aceptar que esté de nuevo paseando en mi cabeza.

Mmm... no sé lo que significa pero, sí, ya voy para allá.

(No tengo otra opción) Ya le abrí la puerta. ¿Y ahora?

...

Bonito lugar. Una cabeza nueva me llamó intruso. ¡Intruso! ¿Puede creerlo?

Título que se ha ganado. ¿Té?

Sí, té está bien. 

¿Qué sigue? ¿hay algún protocolo? No soy buena en este tipo de cosas.

Me temo que se acostumbrará. Dejé el protocolo en casa. De todas maneras no serviría, acá todo se invierte. Nunca tomo té por ejemplo. 

Adelante. Lo escucho.

Me dijo - "fue algo borroso. Noche, viento helado. Usted estaba en mi casa, vimos una película. Antes de irse, me abrazó y dijo: nos vemos mañana." Y remató:  "es muy extraño soñar con quien no se tiene contacto."

Le dije que estaba asustado. 

Me dijo - "sinceramente yo estoy más atemorizada porque de esa lista indexada de personas con las que soñaría, usted no está."

Le dije que el temor no existía en los sueños. Que de hecho, nada existía. Que sólo pasaban cosas. Se escribían historias sin que nadie las escribiese. Se creaban espacios sin que nadie los crease. Entonces me dijo que yo estaba fisgoneando sin previo aviso y no pude decirle que no lo hacía, pero cómo puedo alertarla de la generación espontánea, de un recorrido sin rastros, de una implosión que no se contiene y revuelca las leyes de la física y acaba con las preguntas de la filosofía. 

No, no puedes alertarla. ¿Más té?

No, debo irme. Alguien entró en mi cabeza y dice que tenemos que ir a elevar cometa. Que seremos la piola, un cable de luz, un poco de hierba, cerveza no gracias no tomo. La cara se me hace familiar. Su pelo huele a sangre. Le hablaré de ti. 

CIERRAN LA PUERTA.
ABREN LOS OJOS.


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