La cama terminó flotando.


Me despertaron las vibraciones del celular a la madrugada. Raro, porque acostumbro a ser de sueño profundo. Contesté. Del otro lado una voz dulce que desconocía. 

...soñé contigo. En una cascada me dijiste cosas y otras me las gritaste. Me besaste con los ojos cerrados. Me hiciste el amor descaradamente. Me acariciaste el pelo, los ojos, los senos y el alma. Me tocaste la planta de los pies, me dibujaste en el aire a través del reflejo de luz que caía en mi rostro. Me sacudiste de un lado a otro en el agua helada. Me sumergiste, dijiste algo debajo del agua pero sabías que no te iba a entender. 

Cuando hablé de nuevo ya habían colgado. Procesé unos segundos toda esa información y de pronto empecé a sentir húmeda la almohada. Del celular salían chorros de agua helada y la cama se empapó al instante. 

Entonces lo supe. Se trataba de una sirena. 

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