Por ahí están diciendo que me meto en sueños que no son míos


¿Y qué es lo que haces apareciendo en sueños ajenos? 

Digo yo que buscando lo que no me pertenece. Tras el rastro de migas de pan extraviadas. Tras Gretel, por supuesto. Tras la sombra que en 360° vuelve a ser mía. Tras los talones de la glucosa porque ya no quiero más sueños simples. 

ENTRA UNA MUJER. 

¿Pero qué hago en tu terraza?, ¿sabes cómo llegué aquí?

No, entraste sin permiso. Sólo estábamos allí mirando hacia el cielo. Hablando quizás sobre el nivel de calcio que tiene la leche entera. 

Pero ven, ¿tú le quitas a las fresas los pedacitos que se dañan?

No sé, a veces la cabeza me arrebata cosas. De pronto, se detiene en las fresas y traga entero. 

Vaya, apenas me entero de que no controlo mis salidas oníricas, de que puedo meterme en líos en tu cabeza. ¿Te conté que hace poco estuve en otra cabeza?

¡Qué susto!

Sí, estuve en un café con tu otra cómplice. 

¿Y qué sucedió?

Me contó que "sólo le gustaba salir, ver como robaban a la gente y tomar café". Yo le dije que odiaba los pelos de las mujeres en el sifón del baño. Luego, me contó que yo me le aparecí en un cine y ella me indagaba de nuevo por la razón de mi presencia no autorizada. Y como siempre, no dije nada. 

¿Y se volvieron a ver?

Pues, sólo sé de ella lo que me escribió hace poco: "he soñado con relojes, zapatos, carreteras, gatos... pero no contigo. ¿Qué estás haciendo en tus noches que ya no estás entrando en mis sueños?"

Supongo que esas noches andaba merodeando en los tuyos. Puedo advertirte que no me hago responsable por daños y prejuicios, que a veces babeo la almohada, que ya probé ser piloto y no me hizo efecto alguno, que a veces soy un asesino de taxistas, un policía que le da bolillazos al aire y un tablero de tiza que huele a pupitre y berrinche. 


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