¿Hacía falta el argentino?


Los que defienden la llegada del argentino a la selección, les parecerá que el árbitro estaba cargado y que la culpa la tienen los jugadores como Falcao que no son capaces de hacer goles sin tener el balón (magia). Al pobre le toca sortear una oportunidad frente a cinco defensores del equipo contrario en un pelotazo o rezar por un contragolpe. Hoy, ni ese estilo defensivo funcionó.

Esperaba uno que después de la espantosa presentación frente a la Selección de Perú, Colombia saliera a buscar el partido, a mostrar otro fútbol más agresivo, a proponer algo diferente. Pero no. Salió imprecisa, perdida y desordenada. No conectaba un pase, recuperaba el balón para perderlo en segundos y jugaba partida de la mitad del medio campo hacia arriba. 

Saldrán los defensores de Pékerman a decir que es un problema de actitud de los jugadores, que la altura afectó el encuentro y que el equipo está encontrándose, y de esta forma eximiendo de cualquier responsabilidad al seleccionador. El cual, a mi juicio, parecer no conocer a sus jugadores, ni al fútbol colombiano, ni al rival. Y no es que Ecuador hiciera mucho más que Colombia por ganar el partido, pero Colombia sí hizo todo por perderlo. 

Terminó el primer tiempo y aún quedaba la esperanza de un aire renovado, de un cambio urgente en el camerino. Fue así como nos ilusionaron con algunos minutos intensos para luego caer de nuevo al desorden. No había quien tuviera el balón, quien hiciera la pausa para levantar la cabeza y armar el partido. Ospina, como de costumbre, había sido hasta el momento el salvador del juego. Lo que no valió en el minuto 8 del segundo tiempo, cuando en una pelota quieta Chucho Benítez aprovechó su posición y la clavó de cabeza al  fondo de la red. 

Desde ese momento, si el equipo estaba jugando mal, empezó a jugar peor.  Ecuador, planteó un partido más inteligente en la segunda mitad y se aprovechó del desespero de sus contrincantes y de la improvisación de su cuerpo técnico. El partido le pedía a Pékerman, que sacara a Elkin Soto, metiera un hombre para ordenar el medio campo e intentar descontar. Pero él insistía en renovar la delantera, sin tener quien la conectara. Pékerman, al parecer veía otro partido, jugaba con otra Colombia y contra otro Ecuador. No estuvo hoy en el Olímpico Atahualpa de Quito, se quedó en el hotel pensando qué hacer. 

Que el folklore gaseoso que nos caracteriza no nos permita pensar en Brasil jugando así. Que respondan los directivos de la Federación que han mal administrado al equipo y que los periodistas deportivos no nos vendan más la idea de que Colombia necesitaba un técnico extranjero para "internacionalizar nuestro fútbol", cuando no lo conocen ni lo entienden. 

Se pregunta uno después de todo: ¿hacía falta el argentino?

Ñapa:
Al reportero del Gol Caracol que preguntó en Quito a los hinchas colombianos si creían que la Selección ganaría 'igual' de fácil a Ecuador que a Perú, un poco más de humildad y menos triunfalismo mediocre. 

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