Una pizca de chismorreo.

La llama que arde con la cizaña. / @CiertoZarco 

"La única mortificación peor que la de que hablen de uno, 

es la de que no hablen de uno"

Oscar Wilde.

Cuando las encontraron reunidas en la cocina se mordían las uñas de la ansiedad. Era apenas natural que lo hicieran. Sus vidas, tan planas y aburridas, sólo tenían sentido cuando podían decir lo que fuere sobre la vida de los demás. Allí ardieron en el comadreo y la verdad fue la hereje que cosechó quemaduras de tercer grado.

No se molestaron en revisar sus elaborados análisis dignos de patentarse, pues sus altos niveles detectivescos impresionarían aun a mi querido Watson. Se alimentaron del hedor de sus ambiciosas conexiones, nadaron por un rato en la inconsistencias de sus aguadas afirmaciones, arrojaron pimienta y saliva para variar y cuando formaren su brebaje de patrañas lo sirvieron en el vaso despicado de vidrio que guardaron para la visita.

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NOTA (Sólo para interesados en la materia)

Espere en una próxima edición, una guía práctica para pertenecer al selecto clan de los (as) especialistas en la alta Cizaña. Allí estará incluido como obsequio la receta de unos Espagueti a la 'Cizañesa' con salsa de Conchudez napolitana.