Las deudas de cuestiones coloridas

A los colores que faltaron, un epitafio que pretende serlo.

El asunto será sencillo. Una lápida de colores para sustraer toda la tristeza del cementerio e inyectar algo distinto en la tierra fermentada por gusanos que llevan mi nombre.

Al violeta le dejo los instantes intermedios, las canciones que no fueron canciones porque se quedaron en intenciones.  Le dejo todas las monedas que se perdieron en pantalones o en alcantarillas , uno que otro viento desnudo y un helado de vainilla francesa.

Al rojo mis orgasmos lentos e intensos. Mis sudores de lujuria y los sueños en que vuelo y le hago el amor a la luna mientras el sol no puede quemarnos. Los mordiscos en orejas, labios y demás partes mordisqueables. Le dejo mis impacientes ganas de ubicar las tentaciones. Al rojo, las infidelidades y las promesas muertas. Los besos de papel y la caricias sordas. Al rojo, las miradas que matan, el asesino en serie que guardo en el armario y los cuchillos de mantequilla sin filo.

Al café le dejo las notas escondidas en los árboles de un jardín que no existe. Los cuadernos de confesiones que no escribí y los diarios de anotaciones que guardo para reconocerme 10 años después. Le dejo los tiquetes de un tren que no salió, las llaves de un carro sin cupo, las fuentes que perdieron el agua y las hormigas que murieron sin tener sexo con una mariposa.

A los que siguen faltando, los híbridos momentos y los domingos atípicos.

Comentarios

  1. Esta persona ha quedado satisfecha y conforme de saber como era la cuestión con el rojo.

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