Reciclaje No biodegradable

Un prólogo que no es prólogo, para explicar algo que no merece explicación:

Nada de lo que se diga aquí tiene trascendencia en algún lugar en el espacio.
Todo lo que salga de este sucio reciclaje no son más que pinceladas de una caduca visión de llevar la contraria y aspirarse lo absurdo.

Los viceversas más seductores nacieron de un intento fallido por deslumbrar:

Otros días pensé que no llegarían días como este. Y este día me pregunto si volverán los días en que lo pensé. Otras noches pensé que sería una nube rabiosa y una gotera suicida. Pero todas las goteras son suicidas y las nubes se acuestan temprano. Pocas palabras para muchas situaciones. Situaciones complejas que no tienen palabras. Nada que decir cuando no hay nada que sentir. Sentir lo que no se dice se vuelve hacia uno, cuando se dice lo que no se siente. A veces lo que uno quiere no es lo que necesita, a veces lo que uno necesita no es lo que uno quiere y a veces lo que uno quiere y necesita, no es ni lo que quiere ni lo que necesita. En todo caso, yo sólo sé lo que no quiero y lo que no necesito. Lo recomendable es comprar una bolsa grande de detergente y engullirlo hasta sentir limpio el estómago. Después preguntarse si vale la pena ser el lugar donde otro pone la ropa sucia.

Nunca me gustaron las matemáticas:

Producto = Consecuencia de factores
Factores = Causas del producto

Conclusión:
Soy una mezcla de factores sin orden alguno, y/o un producto amorfo lleno de factores. Yo creería que voy siendo un ser extraño, amorfo, contradictorio y de ojos verdes (como si eso me ayudara en algo). Pensar agota. Pero no tanto como agota el tiempo. El tiempo es para pensar, pero no tanto para vivir agotado.

Los amantes de la semana:

Los lunes y los domingos no son amigos. Son amantes. Se odian tanto pero son el complemento perfecto. Se hacen daño pero se tiran picos. Se acuestan y viven los mejores orgasmos pero al día siguiente ni se conocen. Se sacan sangre pero se prestan ropa. En fin, viven juntos pero todo el tiempo piensan en la forma de matarse.

Los domingos no se rinden en su propósito por convertirse en la cesárea más dolorosa, en el tétano carroñero de las mañanas y en el aire borracho de las noches.  Los lunes, por su parte, nadan en su pasividad apagando incendios e intentando salir bien librados de los aterrizajes forzosos. Luego hacen lo posible para calmar la tripulación y lavar la almohada llena de babas nocturnas. 

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