¿Qué tienen en común una lechuza pateada, un bebé muerto y una mujer maltratada?


Como es costumbre en Colombia, nos encanta señalar a los demás. Buscar los culpables por fuera de nosotros mismos y acribillar al otro hasta sentir la satisfacción de la venganza (ojo por ojo). Nos alimentamos del odio y la violencia como pilar de una cultura traqueta, sin memoria y doble moralista. 

Nos fascinamos por destruir, nos oponemos a construir y nos emborrachamos con ridiculizar a los demás a como dé lugar. Nos encantan las intrigas, las novelas de mafiosos y mujeres hechas, las visiones apocalípticas, los insultos como argumentos, los extremos ideológicos como únicas visiones posibles y las fachadas de indignación tan efímeras como absurdas. 

Caso 1:

Una masacre de una familia en Buga, dos niñas menores asesinadas en Medellín por un tipo que conocieron en Facebook, 2 estudiantes de los Andes asesinados en San Bernardo del Viento mientras hacían una encuesta, el tema Gadafi y el nuevo incremento de la gasolina en Colombia; fueron algunos de los temas de los cuales se dejaron de decir cosas, o no se les dio un tratamiento riguroso y reflexivo, puesto que el país estaba conmocionado con la patada que un jugador panameño del Deportivo Pereira, le propinó a una lechuza. Deplorable desde cualquier visión, ¿pero había necesidad de que algunas personas entraran a su apartamento y le dieran una paliza?, ¿ a los que patean lechuzas los pateamos y a los que van a ver torturas de toros o a circos, los aplaudimos?, ¿ la justicia consiste en asesinar los asesinos, violar los violadores y maltratar a los que maltratan animales?.

Caso 2: 

Recuerdo que por allá a mediados del 2008 el episodio se repetía con Luis Santiago, el bebé que resultó siendo secuestrado por su padre. En los noticieros nacionales, salían las fotos del niño muerto con un piano de fondo. Seguido entrevistaban a todos los miembros de la familia con la frialdad insolente que caracteriza a nuestros reporteros: “¿Señor y usted qué sintió cuando vio al niño muerto?”. Al mismo tiempo, se dejaban de decir cosas al respecto de la Yidispolítica y de los primeros casos de los falsos positivos.

Caso 3:

El técnico Bolillo Gómez renuncia al cargo como entrenador de la Selección Colombia por una lamentable agresión a una mujer que le cuestionaba su labor. Lo hace porque no podrá cargar con semejante lastre y porque según él se siente avergonzado. Pero que no se llenen la boca algunos diciendo que se está haciendo justicia. Justicia sería que todos los hombres que maltraten mujeres renuncien a sus cargos y confiesen su maltrato. ¿Tenemos conciencia de que en Colombia, según estudios, se maltrata al 39% de las mujeres (8 millones)?, ¿o sólo posamos de indignados y defensores de los derechos de las mujeres cuando se presenta la oportunidad, pero en casa somos unos patanes revelados?, ¿o aprovechamos nuestros estúpidos regionalismos para salir a decir que como el técnico era paisa, se debería contratar a uno bogotano porque éstos no maltratan mujeres?, ¿o peor aún, nos escudamos en este incidente para justificar la venida de un técnico extranjero que no entiende el fútbol colombiano y que seguramente no es exento de maltratar a su mujer?. 

Ya estoy viendo a la gente en los aeropuertos, centros comerciales y demás, gritando: "muy machito pegándole a mujeres maricón? Vení pegame a mí marica". Como si pegándole a Bolillo, las mujeres se sintieran mejor. La violencia como siempre, justificada por los imbéciles. 

Coincidencias:

La estupidez de los imbéciles*  (los que viven sólo para señalar) es infinita, cínica y tiene muchos seguidores. Además son ellos mismos los que crean grupos en Facebook insultando gente y en Twitter son los que destruyen hasta la inauguración del Mundial. 

No juguemos más a los indignados ciudadanos de bien. En Colombia el maltrato animal, el asesinato de niños y la agresión a mujeres se volvió cotidiano. Pero sale una noticia al respecto y mejor dicho. Nos hacemos los que no sabíamos y a los culpables (que en realidad es la sociedad entera, me incluyo) los acribillamos como nos gusta. Yo creo que Colombia tiene un problema grave en el manejo de las informaciones. Es un manejo superfluo y amarillista para tratar temas que no son superfluos y mucho menos amarillistas. 

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Nota al pie:
*Imbéciles: La definición que más disfruto es la del fallecido Facundo Cabral: "hay personas a las que no se les puede llamar imbécil, porque no lo entienden". 

Comentarios

  1. Como siempre muy bien escrita, pero no termino de comprender su posición frente al hecho, tal vez es que nunca fue su intención exponerla pero creo yo que puede llegar a ser necesaria. 'El Bolillo' sí necesitaba renunciar y sino lo hubiera hecho debió ser despedido, porque aunque el fútbol no parezca tener nada que ver con golpear mujeres, habla mucho de él como persona el hecho, y ante todo tenemos que ser buenas personas. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice de las pantallas de humo amarillista que tanto nos gustan a lo colombianos, pero no por eso me dejaré de indignar frente a los casos que nos presenta y siento que el pueblo está en su derecho de sentirse igualmente indignado y de mirar rayado al que lo indignó sin con ello justificar que después lo intenté poner en cintura por sus propias manos. Seguramente en una semana nadie se acuerde del Bolillo, ni de la Lechuza,Luis Santiago, Los estudiantes de los Andres o las dos niñas de Medellín,pero en su momento sirvió de algo el escarnio público.

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