Natación para soñadores

Para nadar en los sueños no se necesitan flotadores. Para encontrar tiburones no se necesita ir al mar. Para ser el mar no se necesita tener agua y sal. Para sentir sal en el estómago hay que amar a una mujer. Para amar mujeres no se necesitan galaxias. Para conocer la galaxia se necesita ser astronauta. Para ser astronauta no hay que ser médico. Para no ser médico hay que ser abogado. Para matar los sueños no hay escopetas. Para las escopetas no hay pájaros que disparen. Para los que disparan y disparan, una medalla. Para los de medallas, felicitaciones. Para los felices no hay preguntas. Para los que preguntan, la felicidad son momentos. Para este momento, una sonrisa. Para después, una caricia. Para el final, la soledad. Para ella, la lluvia. Para la lluvia no hay que caer y resbalarse. Para la nada que se apodera de los días, una mirada perdida y una respiración profunda. Para verla, cerrar los ojos. Para los ojos, perderse. Para perderse, correr sin dirección por un desierto de nieve. Para conocer la luna no hay que ser astronauta si se consiguen besos galácticos. Para besos galácticos, no los busque en supermercados. Para terminar ausente nunca llegue y para continuar presente bájese del bus.  

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