A mis domingos


A mis domingos las incoherencias,
los insultos y los fracasos.
A mis domingos las mañanas con olor a ausencia,
pesadez y nostalgia.

A mis domingos la necedad de las palabras
que salen ahogadas, los orgasmos insípidos,
los besos incoloros y las caricias congeladas.

A esos domingos les dejo las imperfecciones,
les dejo el gris de los días,
las nubes teñidas de idioteces,
los soles que se ensañan con las mariposas,
los imbéciles que llueven y se clavan en el cemento.

Para mis domingos las cesáreas,
las imprudencias y los tiquetes del avión que no despega.
Para mis domingos las semanas muertas,
la carroña de las horas asesinas
y la impotencia de los segundos violentos.

A mis domingos los sueños erráticos,
los estornudos del inconforme,
las melodías fúnebres,
los pincelazos del mundo incendiado,
y los sonetos del poeta que lo engañó su mujer.

A mis domingos les dejo las salidas de emergencia
y los puntos suspensivos.




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