Nueve renglones sin sal

Por: Mariana Montoya 
@_numero3

Pero qué si la falta de sal no son ni ocho ni nueve renglones de una hoja. Cuando a uno le falta la sal, la cuota de la muerte que viene llegando a plazos se aumenta y uno siente que le pisa los talones, y no porque se vaya a morir ni de amor ni de viejo, sino por perderle el gusto a cosas como el viento frío en la nariz en noches cuando no hay luna. Le recomiendo, y no sólo a usted, sino a todo aquel que pueda perder el gusto en un día sin sabor, que no piense, que escape donde no hace frío, no ahoga ni asfixia, no duele, la triste calma del sueño, ese parecido a la muerte, y que navegue entre planetas distantes, colores invertidos, ideas no lúcidas, desorden sin futuro, que deje que todo cobre sentido. Sí, escape lejos de la aburridora conciencia, estúpida y aburridora conciencia, que nos hace sentir malas personas. Si supiera que con ser persona ya es suficiente.


Comentarios

  1. El problema es que ella no entiende que ya es suficiente con ser persona. Creo que nunca lo va a entender, creo que pueden más los pesos morales y sociales a la hora de escapar... Escapar es un paso complejo pero necesario para vivir. Mari, te felicito, no había tenido la oportunidad de leerte. Me gusta mucho

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