De la serie: Cosas de mariposas y otras güevonadas.

Capítulo VIII: Nos perdimos en el bosque rosado.


Por: Ana Botero



Llega un momento en la vida de todos que queremos vivir en la exageración. Yo sueño que en vez de hablar grito; no me paro de la silla sino que vuelo y en vez de salir caminando, salgo corriendo con una velocidad tan increíblemente fugaz que mis piernas sienten que van a despedazarse.

Sueño que soy gigante y veo los edificios como hormigas muertas y pesadas. Sueño que en vez de masticar, engullo y que hoy dormiré sin pesadillas.

Sueño que hoy no soy una pequeña y contradictoria nené bizarra sino una dulce muy dulce muñeca acaramelada con miel y azúcar que se mueve por vientos de inocencia y fragilidad sin pretender el hedonismo.

Sueño que en vez de digerir, escupo pero unas babitas con sabor a frutas tropicales, afrodisíacas y benignas. Sueño que paso los días escuchando una melodiosa canción con unas manos abrazadas a mi cintura y sin abrir los ojos.

Sueño que podemos desnudarnos y caminar sin pudor, sin escondernos ni taparnos. Sueño que no respiro sino que me inyecto oxígeno puro. Sueño que en vez de vivir, hoy muero en un segundo sin dolor  y que no volveré jamás. Sueño que aquí todo acaba.   

(Esa maravillosa fotografía es producto de Juan Manuel Hincapié. 
Visítelo usted mismo en http://juanelhincapie.tumblr.com/ )

Comentarios

  1. Ahora resulta que la Flaca como lo parecía sí es poeta... mirá vos cómo crecen la palabra, la imagen, el movimiento...

    Lo único que sugiero, el alma de editor ladrando, es que te apliqués una dieta de comas.

    Slds.

    L.

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  2. Que agradable sus consejos, siempre serán bien aceptados. Y que maravilla su comentario que tiene un profundo impacto en mí. Gracias Luis.

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