De la serie: Cosas de mariposas y otras güevonadas.

Capítulo VII : Las máscaras están en el armario

Por: Daniel Alzate

(El teclado fue el culpable)

Lo recomendable es no ser como realmente se es, porque el mundo ya no valora eso. Lo mejor es inventarse personalidades extrovertidas: úntese leche condensada en las cejas y diga que le gustan los pepinos cocinados en salsa de soya. Con eso, seguro impresiona a la chica que dijo que estaba cansada de los hombres que sólo comían hamburguesa y que no se hacían nada en las cejas. 

Cuando se levante con ganas de ser otro, prenda la tele. Allí hay buenos ejemplos de cómo hacerlo. Si quiere ser sólo fachada, arrímese al armario. Al que guarda allá adentro. El que tiene todas las máscaras que usted saca en los momentos difíciles. 

Sea tan falso como pueda. Parezca siempre lo que no sea para que sea siempre lo que no parezca. Saque verdades con mentiras y simule una tristeza aguda para que el otro se compadezca de su debilidad crónica y descuide el cuello. Luego, cuando sea prudente muérdale el cuello. Desángrelo y cante victoria para que Victoria le agradezca la serenata. 

Después de leer esto tiene dos opciones: volverlo a leer o pegarse un tiro porque descubrí que usted no se toma en serio y quisiera leerse todos los libros de superación personal para que le digan cómo vivir bien ya que usted es un imbécil que no quiere descubrirlo por sí solo. Y ni se le ocurra comparar a Walter Risso con Facundo Cabral porque eso sería como comparar a Maradona con Pelé. Y eso es sencillamente inconcebible.

Ana...¿por cuál de las dos opciones opta sumercé?

(siempre hay una tercera...)

Este es el espacio donde iría una buena imagen al respecto, pero no la encontré. Si usted considera que es posible hacerla y enviarla por Servientrega, entonces comuníquese con Ana Botero y cuéntele lo sucedido. Ella de seguro hará dos cosas: se reirá mucho de usted o se reirá mucho de usted.