De la serie: Cosas de mariposas y otras guevonadas.

Capítulo VI: Su dedo índice cabe en un oscuro callejón.


Por: Ana Botero.

Me llaman moral y me conocen por ser cochina, falsa, sucia y doble. Me paso la vida señalando con mi largo y limpio dedo índice todo lo que hace el Zarquito. Habito el 90% de las almas humanas el otro 10% se lo devoran quienes habito.

Si alguien se atreve a hablar de lo que no permito entonces le corto el cuello sin guillotina. Lo desangro por hablar de lo que gozan o por gozar, o las dos cosas. Sé que habito a sucios sardónicos incapaces de reconocer sus lujuriosos  y envidiosos actos, escandalizándose porque el Zarco se saca un moco o se come un pedazo de carne cruda, o porque habla de Dios, o escribe sobre Ñus o llora lágrimas de cocodrilo. O dijo SEXO. Ahí estoy yo con mi gangrenado dedo que parece tan limpio.

Si el Zarco se bañó, vomitó, gritó o se rió, me lo devoro por sus horribles cochinadas como una sanguijuela chupasangre que se alimenta de carroña.

Pobres los que no me acepten porque tengo millones de esclavos dispuestos a satanizar su vida por mí. Mire su dedo y dígame si es mi buen esclavo.



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