La impotencia insoluble de un dolor incalculable


“El mundo es un rompecabezas
cuyas piezas cada uno de
nosotros arma de diferente manera”



Las tragedias empiezan como cuentos de hadas…

Marcan las 9:00 a.m. y el flujo de vehículos empieza a notarse en la entrada del colegio. Maestros y padres de familia llegan puntuales para asistir a la presentación del año 2009.

“Comunidad calasancia, es un orgullo tenerlos acá un año más para acompañarlos en el valioso proceso de educación de sus hijos…” – Esas son las primeras palabras del Rector Andrés Valencia. Quien irradia alegría entre sus gestos, entre su sonrisa amable que no deja de encantarle a todos aquellos padres esperanzados con el futuro de sus pequeños. Se percibe cierto toque de entusiasmo en el ambiente, a su vez que una aceptación numerosa por las actividades programadas y un aire fraterno que inunda corazones y sana tristezas.

Pero entre los ilustres académicos de la institución, hay uno en especial que llama la atención aquella mañana. Se trata de Francisco Javier Acosta, conocido por todos como ‘Pacho’. Este hombre sobresale por sus 15 años de trabajo en el colegio, por su humor infaltable e infalible, por su elegancia característica y por su entero conocimiento tanto de su materia (las matemáticas) como de otras ramas del saber.

Mi rompecabezas personal…

Ahora son las 12:00 p.m. y la lluvia ha comenzado a pronunciarse sobre el cemento. El centro de la ciudad empieza a tornarse desértico. Y a excepción de los mal llamados ‘desechables’ en cada esquina, los taxistas deambulantes como hienas, algunos borrachines sin rumbo alguno y unos cuantos incautos que toman su carro por motel, la calle está sola.

Y en uno de los estanquillos de la calle 18 está ‘Pacho’, el mismo ilustre maestro de hace unas horas, el mismo que decía que su clase no era Cálculo sino formación, el mismo que en sus entretenidas locuciones fundía chismes de farándula con derivadas e integrales. Pero esta noche su simpatía y su enorme entrega no le servirán de nada.

‘Pacho’ decide pagar su cuenta y dejar el sitio donde solía pasar largas noches consumiendo licor, sin percatarse que afuera el agua se desploma en el concreto. Al llegar a la esquina un sujeto arriba en una moto y le descarga un disparo entre el pecho y el abdomen. A escasos 10 segundos otro sujeto regresa y le descarga dos tiros más para terminar definitivamente con la vida del maestro.

Dos horas enteras se consumieron y la tan inmediata U.R.I de la Fiscalía apenas llegaba a hacer el levantamiento del cadáver inerte que se pudría al compás de las gotas firmes y el plomo de los cartuchos. Muchas personas escucharon los disparos, muchos siguieron durmiendo, algunos motivados por el morbo quisieron conocer al presunto asesinado y otros conmovidos por la muerte de un ser humano abrazaron a su madre o a su hijo menor en signo de compasión y perplejidad.

Algo así se dijo al día siguiente:

Fuentes oficiales confirman que el pasado sábado 24 de enero en altas horas de la noche Francisco Javier Acosta, maestro del Colegio Calasanz, a su vez de la Universidad Católica y de la UTP, ha sido asesinado por un intento de robo cuando salía de un estanquillo del centro de Pereira.

Una pieza extraviada de numerosos rompecabezas…
Palabras del Presidente del Sindicato de Maestros de Risaralda:

“Ya con este, son 6 los asesinatos que se han cometido entre 2008 y 2009 a miembros del sindicato”.

Comentarios

  1. Dani
    La muerte de "Pacho" es un dolor grande e incesante, tan grande como la sensación de soledad que tuvimos quienes asistimos a la concurrida misa de aniversario en la Catedral. Pachito bien valía una misa (y hacía mucho no asistía a una).
    Un abrazo,
    Abel

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