De Ve De


PLAY

La adrenalina consiguió retrasar lo que pudo hacer rápido para buscar una reacción, pero nada ocurrió.  Explicó a quien no debía, algo que no podía entender. Y a quien debía entender, no explicó lo que debía. Tal vez tenga que ver, que la negación se volvió la respuesta automática, las circunstancias jugaron póquer con las apariencias y el silencio tocó la puerta.

El eco llegó al cerebro. Cada paso fue una pregunta. Miró hacia atrás y se imaginó que estaba allí al lado de la cortina. Luego, miro 16 ó 17 veces. Sabía que no vería a nadie.

Olvidó por unos instantes que Nadie cometió errores y que Nada se lo advirtió. De todas formas, sabía que sobraban las advertencias, perdió el control remoto y el asunto nadó por toda la noche sin encontrar la orilla.

STOP




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